Día 10: Buscando al Minotauro

Nos levantamos y desayunamos en el hotel, que sorprendentemente fue muy bueno, hasta con huevos fritos, panceta y chorizo.

Salimos caminando cuatro cuadras hacia el Museo Arqueológico de Heraklion. Son dos plantas muy completas con esculturas, frescos y demás elementos de las cultura minoica desde los años 7000 AC, la gran mayoría traídos desde el Palacio de Knossos.



A la salida, caminamos un rato por el centro turístico de Heraklion.

Después, desde la plaza de enfrente al Museo, nos tomamos el colectivo 2 hacia el mismo Palacio de Knossos. En menos de veinte minutos ya estábamos entrando, en el acceso hay un montón de guías que ofrecen visitas, el problema es que hay una sola en español y, cómo no había más hispano parlantes, si queríamos contratarla nos costaba 25 euros a cada uno, además de la entrada al palacio.

Así que, fuimos por nuestra cuenta, leyendo los carteles y buscando información en internet (gracias a nuestros chips oportunamente comprados antes de viajar con un paquetes de datos muy generoso). 



 

El recorrido por el palacio, que se conserva increíblemente bien, especialmente el salón del trono, fue mucho más que amable, con muy pocos turistas dando vueltas, seguramente por la época del año, que para Grecia es temporada bajísima, Lo único que lamentamos es que los cuartos de la reina estuvieran en tareas de mantenimiento y no pudimos visitarlos. Eso sí, pudimos conocer el teatro más antiguo del mundo. 

No voy a dejar pasar comentar que nos desilusionarnos un poco al saber que el laberinto del Minotauro es solo una leyenda atribuida al mismo laberinto de pasillos y salones del palacio, que, sabiendo que el Minotauro en sí es un mito griego, no debería ser una sorpresa, ¿no?.

Volvimos a la ciudad, descansamos un par de de horas en el hotel, nos bañamos y salimos hacia el puerto. Caminamos un montón por el malecón, y le pasamos por al lado al fuerte veneciano, creyendo que no se podía visitar, pero para cuando volvimos y vimos que si tenía un acceso al público, ya había cerrado, así que esa cosita quedará también para la próxima vez.

Nos sentamos en una cantina frente a la costa para brindar frente al atardecer y cenamos ahí mismo un dorado entero cada uno que estaba riquísimo, también probamos la famosa fava, que no nos gustó mucho.

 

 

Antes de irnos nos convidaron cuatro shots de raki y un postre. Por lo que la caminata hacia el hotel fue un poco errática.




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