Día 6: La Antigua Grecia

Sólo teníamos un día completo para recorrer todos los edificios, museos y parques arqueológicos de Atenas, porque mañana a la tarde ya salíamos para las islas, así que bien temprano salimos hacia la puerta de la Acrópolis.

Además, por esas cosas fortuitas de nuestros viajes, coincidía con uno de los poquísimos días que todos los sitios históricos de Atenas eran con acceso gratuito, porque hoy era el Día Mundial de los Museos.

Así, que antes de las 8 ya estábamos en la puerta de la Acrópolis. Fuimos unos de las primeros en entrar y logramos estar bastante solos en el Partenón. 

 

No nos cansamos de darle vuelta y fotografiarlo desde cada uno de sus ángulos (aunque, y que no suene a herejía, creo que nos emocionó más verlo desde la base de la colina que desde el pie de sus columnas).

Visitamos el templo de Athena, con su olivo original (?), las Cariátides, el templo de Nike, el teatro de Dionisio y el resto de los edificios, y salimos por la entrada principal, que nos dejó casi enfrente del Museo de la Acrópolis.

 

 

 

 

 

  

 

De ahí, fuimos caminando hacia Plaka, pero terminamos volviendo al departamento para descansar un poco. Compramos comida casera en la rotisería junto al departamento y dormimos un par de horas.

Por la tarde fuimos caminando hasta la puerta de Adriano, visitamos el templo de Seusz Olímpico, del cual apenas quedan en pie seis columnas, gigantescas, colosales, pero seis columnas, no sé si hubiera sido un día normal donde se paga entrada, si hubiéramos entrado.

 

De ahí nos tomamos el subte hacía el Ágora Antigua, el Templo de Hefestos y la Stoa de Átalo. A la salida del subte, el Google Maps nos hizo dar vueltas de trompo y si no fuera porque lo ignoramos, jamás hubiéramos llegado.

 


   

De ahí tomamos el colectivo 35 hacía el Museo Arqueológico, recorrimos toda la planta baja, y si bien hay cantidad de obras y elementos históricos, fue con la máscara de Agamenón que nos quedamos conmocionados.



  

A la salida, quisimos tomar un taxi al monte Licabeto para ver el atardecer, pero entre que estaba nublado y que el taxista nos quería cobrar 20 euros cuando Dimitri nos había dicho que el viaje era sólo de seis euros, desistimos y volvimos s tomar el colectivo 35 hacía la plaza Monasteraki.

 

Paseamos por algunas de las calles de Monasteraki y terminamos cenando sobre la calle Adriano una selección de pescados y mariscos que fue una locura. Está vez si nos convidaron con nuestra primera copa de tsipouro, que estaba delicioso.

 

Queríamos volver caminando al departamento, pero comenzó a llover, así que nos volvimos en subte.







 










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